La Filosofía de la acción

EL PROGRESO QUE OLVIDÓ AL SUJETO LA NORMALIDAD QUE NOS DESHUMANIZA

En una era dominada por la eficiencia y la normalización de lo injusto, este
artículo explora cómo la idea contemporánea de «progreso» ha relegado al individuo a un
segundo plano.

Se argumenta que la obediencia silenciosa y la adaptación acrítica erosionan
la dignidad y el sentido de comunidad. Proponemos una «resistencia filosófica con lenguaje
de acción»: gestos pequeños, pero profundos, que nacen del juicio ético y actúan como
contrapunto a la lógica absurda del sistema, demostrando que la verdadera humanidad
reside en la capacidad de decir «no» y de vivir con integridad, incluso cuando el pensamiento ya no es suficiente.

 

EL PROGRESO QUE OLVIDÓ AL SUJETO;
LA NORMALIDAD QUE NOS DESHUMANIZA

RAICO RODRIGUEZ VERA (presidente de cronotropo)

Nos hemos acostumbrado a una realidad que no incomoda. La aceptamos bajo la creencia de que «así siempre se ha hecho», que «todos los trabajos tienen cosas malas» o que «hay que progresar». 

Esta aceptación —aparentemente razonable— no es inocente: nos entrena para la obediencia discreta, para la renuncia decorosa, para convertir lo injusto en costumbre y el malestar en norma.

Terminamos por funcionar sin preguntarnos si, en efecto, estamos viviendo. Este tipo de normalidad no surge de golpe; se insinúa en la agenda, en las frases repetidas, en los silencios. Nos transforma en medios para fines no elegidos, nos mide, nos organiza y, paradójicamente, nos exige gratitud. Hacemos lo que «toca», lo que «conviene», lo que «funciona». Sin embargo, dejamos de cuestionar para qué.

Cuando esa pregunta crucial desaparece, todo se convierte en un mero trámite. Se cumplen objetivos, se ajustan procesos, se optimizan flujos… pero lo que verdaderamente se erosiona es la persona.


Decidir bien no es adaptarse sin reflexión: es detenerse, observar el entorno, reconocer que no vivimos solos. No basta con que algo me beneficie si, para funcionar, desgasta a quienes me rodean.

A este nivel, la ética deja de ser un ideal teórico o una asignatura pendiente para convertirse en una necesidad compartida. Sin ella, la vida en común se degrada en una cadena de tareas sin sentido, una oficina infinita de rendimientos vacíos. Se pierde la dignidad. Se pierde el «nosotros»

Ética en movimiento: la acción como juicio moral

A este tipo de acciones las podemos denominar resistencia filosófica
con lenguaje de acción. Son gestos que nacen del juicio moral, que no necesitan explicación, que se comprenden por sí mismos. No pretenden salvar el mundo, pero tampoco colaboran con lo que lo vacía.  No aspiran al heroísmo. Aspiran a la integridad. 

Es porque interrumpe lo filosófica porque se basa en un razonamiento ético profundo. Y es acción porque no espera a que cambien las condiciones: las modifica con su sola presencia. Estos gestos no son estridentes. No exigen aplausos. Pero son potentes. Quien los observa, los recuerda. Y quien los realiza, se reconoce en ellos. 

Hoy más que nunca necesitamos una ética que no solo piense, sino que actúe. Que no sea solo discurso, sino forma de estar. Que no se limite a denunciar, sino que muestre otra posibilidad desde dentro del problema


En un mundo de obediencias silenciosas y rutinas normalizadas, actuar de otra forma no es rebelión: es cuidado de sí y de los demás. Es lo único que impide que nos convirtamos en engranajes que se ajustan al sistema, incluso cuando este ya no funciona para nadie.

Conclusión: Decir «no» con elegancia

Resistir de esta manera no es romper. Es no seguir repitiendo lo que desgasta. Es no colaborar con lo que no puede justificarse. Es elegir dónde y cómo estás, aunque no puedas elegir por completo lo que te rodea.

Un «no» pronunciado con claridad puede ser más transformador que mil informes. Un gesto realizado sin odio, pero con conciencia, puede abrir más grietas que cualquier consigna.

 Alguien que se detiene, que actúa con dignidad y sin estridencias, está demostrando que la vida no tiene por qué organizarse según los dictados del absurdo. Está recordando que ser persona sigue estando por encima de ser productivo. Y eso, aunque no lo cambie todo, cambia algo. Porque vivir de verdad —en estos tiempos— ya es una forma de resistencia

Facebook
Telegram
LinkedIn

Otras noticias de interes....

Para cerrar correctamente la sesión pinche en logout
Identifíquese con su usuario y contraseña
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible.

La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Puedes aprender más sobre nuestra política de cookies o desactivarlas en los ajustes.